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La historia de esta pieza se remonta a la época anterior a Alejandro Magno la cual, decía que en la región de Frigia ( hoy Anatolia, Turquía ), había gobernado un hombre, el cual, había sido escogido por medio de un oráculo, fue el rey Gordias o Gordio.

En agradecimiento a tal nombramiento, éste, ofreció al templo de Zeus su carro y ató la lanza y el yugo ( que habían sido sus únicas pertenencias haste ese momento) con un nudo cuyos cabos se escondían en el interior y fue tan complicado de desatar que segunda leyenda, aquel que pudiera desatarlo podría conquistar el Oriente.

Fue Alejandro Magno el que, con el brusco movimiento de su espada, cercenó aquel imposible nudo, alegando (según la narración de Cursio Rufio), «Es lo mismo cortarlo que desatarlo».

El término «nudo gordiano» ha permanecido en el lenguaje para dar nombre a una dificultad que no se puede resolver, a un obstáculo difícil de salvar. Y «cortar el nudo gordiano» significa resolver tajantemente y sin contemplaciones un problema.